Aviso: Este artículo es informativo y no busca promover ni justificar ninguna conducta ilegal o inmoral.
El satanismo es un movimiento religioso, espiritual o filosófico que, a menudo, es mal entendido y rodeado de misterio. Aunque muchos satanistas no practican, ni apoyan el sacrificio humano, hay una pequeña minoría que considera esta práctica para ser necesaria. En este artículo, exploraremos por qué algunos satanistas abogan por el sacrifio humano y por qué, para muchos, es una práctica abominable.
El satanismo moderno, como lo conocemos hoy, comenzó con la publicación de "La Biblia Satánica" del fundador de la Iglesia de Satán, Anton Szandor LaVey, en 1969. Según LaVey, el satanismo se basa en la búsqueda de la gratificación personal y la autoridad individual. El satanismo es una religión sin dogmas ni reglas, excepto la regla dorada: "Haz lo que quieras, siempre y cuando no dañes a nadie más".
Aunque LaVey nunca defendió el sacrificio humano, muchos satanistas han encontrado una justificación en la literatura que se remonta a la Edad Media. Según los registros históricos, hubo varias sectas ocultas que practicaban sacrificios humanos en Europa en la Edad Media. Los sacrificios humanos eran considerados ofrendas a Satanás. Desde entonces, se ha relacionado con la brujería y el satanismo.
El sacrificio humano podría tomarse como algo aberrante, tales como los casos de Charles Manson y su "Familia", quienes cometieron una serie de asesinatos en 1969. Manson creía que a través de estos actos, iniciaría una "guerra de razas" en la que los afroamericanos triunfarían sobre los blancos. Manson, un ex presidiario, adoptó una mezcla de culturas religiosas, incluido el satanismo, para mantener el control sobre sus seguidores.
Pero, para otros grupos satanistas, el sacrificio humano se justifica como una forma de liberación espiritual y empoderamiento personal. La mayoría de los que defienden el sacrificio humano consideran que su práctica solamente debe ser realizada con la aprobación del sacrificado, y esto se llama sacrificio voluntario. Además, consideran que el sacrificio humano no debe ser realizado a niños, mujeres embarazadas o personas enfermas. Para ellos, el acto de sacrificar a una persona es la máxima demostración de poder sobre otro, pero también la máxima ofrenda a Satanás.
Estos satanistas argumentan que el sacrificio humano no es diferente de otros sacrificios religiosos. Por ejemplo, muchos cristianos creen en la transmutación del pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo durante la Eucaristía, lo que en cierto sentido, podría ser considerado un sacrificio simbólico. Los satanistas que defienden el sacrificio humano también creen que liberar la energía vital de un ser humano puede provenir como esencial para alcanzar objetivos espirituales y manifestar un deseo para conseguir algo por encima de cualquiera en el mundo.
Otro factor que influye en la defensa del sacrificio humano es el occultismo. La mayoría de los satanistas que apoyan el sacrifio humano practican alguna forma de occultismo, que se define como el estudio de lo oculto o secretos divinos, mentales o espirituales, y la comunicación con entidades sobrenaturales o espíritus. Para ellos, los rituales de sacrificio son una forma de interactuar con estas entidades.
Sin embargo, aunque algunos satanistas pueden justificar el sacrificio humano en términos espirituales y personales, la mayoría de los satanistas modernos condenan tajantemente este acto. Muchos satanistas creen que el sacrificio humano no soluciona problemas ni trae resultados que no puedan ser alcanzados a través de otros medios. Además, el satanismo moderno se enfoca en la libertad individual y en vivir con responsabilidad y honor, y el sacrificio humano va en contra de estos principios fundamentales. Aunque no hay estadísticas precisas, parece poco probable que el número de satanistas que practican sacrificios humanos sea significativo.
En conclusión, aunque algunos satanistas justifican el sacrificio humano como una práctica necesaria, la mayoría de los satanistas modernos condenan esta actividad y se enfocan en la libertad individual, la responsabilidad personal y el honor. El satanismo moderno es una religión sin dogmas ni reglas, excepto la regla dorada, "Haz lo que quieras, siempre y cuando no dañes a nadie más". La aprobación del sacrificio humano cae en contra de la regla dorada y, por lo tanto, no representa a la mayoría de los satanistas modernos.